Por francisco sanz Lunes, 14 de Abril de 2014
turistización es el intento de extraerle aleatoriedad a la vida.

“Si vino la primavera, volad a las flores, como las abejas; volad a las flores, niños, no chupéis la cera”. Machado recuerda así el despertar de los sentimientos felices por encontrase de nuevo en el campo, como en la Pastoral de Beethoven. Nos dicen que el turismo interior aumenta. ¡El turismo interior!, el turismo interior debería emprenderse hacia dentro. Intra in cubiculun mentis tue. Pero encontrar allí la música, el color de la primavera, es mucho encontrar. Incluso a los católicos que asisten a la muerte y resurrección del Hijo de Dios les cuesta.
¿Cuánto de lo que hacemos lo hacemos por hacerlo y cuánto para recordarlo, fotografiarlo, contarlo? ¿Cuánto de auténtico viaje hay en nuestra vida y cuánto de turismo? Los desiertos curadores, los caminos metamorfoseadores se llenan estos días. Se vuelven a llenar de curiosos los pueblos, los monasterios. Cada uno vuelve a buscar como puede la iluminación camino de Damasco. Los turistas ocupan el lugar de los monjes en los centros de retiro, en los que los entretenedores ejercen de maestros espirituales. Cuando uno deja por fin su trabajo se da cuenta cuánto tenía de terapia.