El Pórtico de la Gloria hace penitencia


La obra maestra del románico, creada hace ocho siglos, afronta la recta final de su restauración

 

Un visitante fotografía las esculturas románicas del Pórtico de la Gloria en la catedral de Santiago de Compostela. / ÓSCAR CORRAL
Un visitante fotografía las esculturas románicas del Pórtico de la Gloria en la catedral de Santiago de Compostela. / ÓSCAR CORRAL

Hubo un tiempo en que Santiago fue el fin del espacio y el fin del tiempo. Y hubo un hombre llamado Mateo que lo dejó escrito en piedra hace más de 800 años, cuando los hombres creían que el acabose estaba a la vuelta de la esquina y que la muerte biológica conducía al renacer eterno, repleto de castigos o de glorias según el currículo de cada cual. Entre 1168 y 1188, Mateo y un virtuoso equipo de canteros labró un pórtico para la fachada occidental de la catedral de Santiago que relataba en granito todo lo que los hombres medievales no atinaban a leer en el Apocalipsis: el juicio final, la segunda llegada de Cristo, la felicidad (tan espiritual) de los salvados y las torturas (tan físicas) de los condenados. El fin del mundo era una posibilidad real para el peregrino europeo que llegaba a Compostela: allí asistía a su relato sobre piedra con el sobrecogimiento que hoy se reserva para los efectos especiales en 3D.

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