De Javier García Blanco | Arte secreto
La Historia del Arte está repleta de retratos que desafían a los estudiosos con multitud de interrogantes –y aquí hemos visto ya unos cuantos ejemplos–, pero pocos resultan tan fascinantes como el que realizó el pintor veneciano Lorenzo Lotto por encargo del adinerado comerciante Andrea Odoni en 1527.
La obra, un óleo sobre lienzo hoy en los nutridos fondos de la Royal Collection británica, tiene unas dimensiones de poco más de un metro de lado, en un formato casi cuadrado poco habitual en la época. Este detalle supone una de las innovaciones de Lotto, un artista que pese a vivir en el Renacimiento comienza a mostrar ya algunos elementos propios del primer manierismo.
En el centro del cuadro encontramos al encargante de la obra, Andrea Odoni, vestido con un rico abrigo y rodeado por varias esculturas de la Antigüedad clásica. Además, Odoni sostiene en la mano derecha una estatuilla de la diosa Artemisa de Éfeso –símbolo de la naturaleza–, mientras se lleva la izquierda al pecho, cerca del corazón.
Además de por sus provechosas labores comerciales, Odoni fue bien conocido en su época a causa de su notable interés por el arte y las antigüedades, hasta el punto de que fue uno de los más notables coleccionistas de su tiempo.
Odoni –hijo de un adinerado comerciante milanés que había emigrado a Venecia–, había adquirido el gusto por las bellas artes y el mundo de la antigüedad clásica gracias a su tío, Francesco Zio, quien al morir le legó toda su colección de arte, compuesta por multitud de obras antiguas y renacentistas. A esa ya abultada colección, Odoni fue añadiendo sus propias adquisiciones.
Sabiendo lo anterior, el retrato realizado por Lotto parece tener un claro mensaje: el retratado está mostrando al espectador, al que mira directamente, su pasión por el arte y las maravillas de la Antigüedad clásica.
‘Autorretrato’, Lorenzo Lotto | Crédito: Wikipedia.Pese a que esta hipótesis parece bastante razonable, hay algunos detalles que no encajan, razón por la cual ha habido siempre un consenso entre los investigadores respecto a la posibilidad de que el retrato realizado por Lotto incluya un segundo mensaje menos evidente a primera vista.
Por una parte, pese a la condición de coleccionista de Odoni, sólo una de las figuras que aparecen representadas perteneció a su colección. Se trata de la cabeza del emperador Adriano que se encuentra en la parte inferior derecha del lienzo.
El resto, tres representaciones de Hércules y dos de Venus–además de la estatuilla de Artemisa– no estuvieron nunca (al menos que se sepa) en la colección del adinerado comerciante. Se trata además de moldes en yeso, es decir, copias, y no de las esculturas originales.
Algunos autores han sugerido que estas copias en yeso pudieron pertenecer en realidad a Lorenzo Lotto, pues sabemos gracias a su testamento y su libro de registros que el pintor contó con varios moldes de yeso y de cera de obras clásicas, y quizá las empleó para realizar el retrato de su cliente.
En cualquier caso, el sentido último de la pintura sigue siendo objeto de controversia. Con motivo de una de las restauraciones a las que fue sometida la pintura, los conservadores descubrieron un elemento que había pasado inadvertido durante mucho tiempo: un crucifijo de oro que quedaba oculto por la mano izquierda de Odoni.
En opinión de los investigadores, la presencia de esta pequeña joya bajo la mano que se apoya en el corazón estaría dando a entender que, pese al interés de Odoni por las antigüedades paganas, su corazón y su alma estaban del lado de la fe cristiana.
Una aclaración nada inocente, pues una sospecha de paganismo podría haberle acarreado no pocos problemas en aquella época. De hecho, se conoce una carta que el célebre poeta Pietro Aretinoenvió a Odoni en 1538, en la que alababa su bella colección diciendo que había logrado “recrear Roma en Venecia”. Junto a aquella alabanza, sin embargo, Aretino apuntaba varios comentarios en los que parece entenderse que su peculiar entretenimiento superaba los límites recomendables del decoro.
Siguiendo esta misma hipótesis, algunos estudiosos han sugerido también –destacando el hecho de que el retratado mire fijamente al espectador–que Odoni está en realidad planteando una elección al hipotético público de la obra: la estatuilla de Éfeso y el resto de antigüedades serían un símbolo de la naturaleza y su poder, frente a la fugacidad del arte y el esfuerzo humanos.
Sin embargo, y teniendo en cuenta el hallazgo del crucifijo de oro, parece más plausible que el mensaje aluda al cristianismo como verdadera religión, a la que se presenta por encima de la naturaleza y de los dioses paganos de la Antigüedad.
Fuente: https://es.noticias.yahoo.com/blogs/arte-secreto/el-enigmático-retrato-andrea-odoni-093655187.html
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Muy interesante
Salu_dicos
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Tratandose de Historia del Arte, siempre es interesante…
Saludos.
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