Juan de Lepe, el lepero que fue rey de Inglaterra por un día


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De Alfred López | Cuaderno de Historias

La historia está cargada de hechos protagonizados por personajes que han destacado de una manera sorprendente y otros que, a pesar de haber logrado grandes gestas, su paso ha quedado semioculto o no aparecen en los libros de texto. Es lo que el gran escritor y filósofo Miguel de Unamuno bautizó como ‘intrahistoria‘ para referirse a aquellos hechos que ocurrían y no eran conocidos por la gran parte de los ciudadanos.

Esta breve introducción viene a cuento por el post que os acercamos hoy al Cuaderno de Historias: el relato de un hecho que no recibió el eco que merecía y pasó sin pena ni gloria.

El protagonista de esta historia es Juan de Lepe, un marino buscavidas y tahúr que supo ganarse la confianza de Enrique VII, que en aquel tiempo era uno de los reyes más influyentes de la Europa a medio camino entre los siglos XV y XVI.

No se sabe cómo consiguió llegar hasta la corte y ganarse la confianza del monarca, para acabar compartiendo con él divertidas y entretenidas charlas, pero también ser receptor de confidencias y secretos.

El marino se había convertido en poco tiempo en la distracción del monarca, siendo su hombre de confianza, juglar y bufón.

Las estancias del rey en palacio, sobre todo en invierno, hacían que se aburriese de tal manera que buscó entretenimiento, encontrando al compañero ideal en Juan de Lepe, quien destacaba por su facilidad de palabra a la hora de animar las veladas reales.

Uno de esos entretenimientos eran las largas partidas de naipes o de ajedrez, ya que a pesar del origen humilde del marino, sus viajes le habían proporcionado una cultura y un saber estar que lo hacían digno de la compañía del rey.

El episodio más destacado de la presencia de Juan de Lepe en la corte inglesa fue protagonizado el día en que el monarca y él se enfrascaron en una partida de cartas en la que los dos contrincantes llevaban todos los números para ganar y, como muestra de su superioridad, Enrique VII se apostó ‘las rentas y la jurisdicción de todo el reino por un día natural’.

Pero la mano le fue favorable a su contrincante, siendo nombrado ‘Rey por un día’. Esto le reportó un pequeño capital que se trajo consigo tras el fallecimiento de Enrique VII en 1509.

Sobre su vida se desconocen la mayor parte de los detalles de cuándo nació y cómo vivió, aunque de lo poco que se sabe es que era originario de la población onubense de Lepe, lugar en el que también pasó sus últimos días, de ahí su apellido.

En su testamento, Juan de Lepe dejó escrito que cedía toda sus posesiones a la orden de los franciscanos de su localidad, con la única condición de que tras su muerte fuese colocada una lápida en la que figurase la hazaña en la que fue rey de Inglaterra por un día.

De no existir algunos escritos como el del religioso Francisco de Gonzaga en el que copió el texto encontrado en dicha lápida, en el convento de Ntra. Sra. de la Bella, poco o nada se sabría de las tribulaciones de Juan de Lepe, ni podría darse como cierta, ante la falta de otras evidencias que demostrasen la veracidad de esta historia y su protagonista.  Tampoco existen ilustraciones sobre el mismo.

Algunas fuentes apuntan al episodio vivido para encontrar el origen de la expresión «sabes más que Lepe», que se aplica a las personas listas y con ingenio, pero la mayoría de historiadores coinciden en señalar como precursor de la misma a Don Pedro de Lepe y Dorantes, Obispo de la diócesis de Calahorra y la Calzada (La Rioja) durante el siglo XVII.

Fuentes de consulta:  archivolepe / historiasdelahistoria

https://es.noticias.yahoo.com/blogs/cuaderno-historias/juan-lepe-el-lepero-que-fue-rey-inglaterra-115002460.html

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