Química al servicio de la guerra


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Por: F. Javier Herrero | 26 de  septiembre de 2013

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               Soldado de la caballería alemana en Saint Quentin y Laon (Francia) / Archivo General de Palacio

En el Kurdistán iraquí hay una ciudad que se ha convertido en el paradigma de la capacidad letal y destructiva que tienen las armas químicas. El crimen tuvo lugar en la fase final de la guerra de Irak contra Irán en los años 80. Tal fue su devastación que la llamaban la ‘Gernika’ kurda. Se trata de Halabja, una ciudad de unos 70.000 habitantes que el 16 de marzo de 1988 vio como le llovía del cielo un cóctel químico a base de gas mostaza y gas sarín lanzado por la aviación del ejército de su propio país.

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La Genuflexión de Varsovia en el Valle de los Caídos


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Por: María José Turrión | 10 de octubre de 2013

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Detalle de la entrada al conjunto patrimonial de Cuelgamuros / MARÍA JOSÉ TURRIÓN

Reyes Mate, entrevistado en 2009 por Rosa Pereda para Letra Internacional, afirmaba que “no hay cosa que llame más la atención, cuando uno repasa la literatura de las memorias, que la ausencia de odio. Hay una voluntad de justicia, que algunos interpretan como resentimiento, pero yo no”.

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El guardián del orden de Franco


Por: Julián Casanova | 19 de diciembre de 2013

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Luis Carrero Blanco saluda a Franco / EFE.

El día en que lo mataron, 20 de diciembre de 1973, el almirante Luis Carrero Blanco iba a presentar un documento en la reunión de ministros en el que mostraba su obsesión por los grandes demonios de la España franquista, el comunismo y la masonería. Eran, como se había repetido machaconamente desde la victoria en la guerra civil, los grandes enemigos de España, infiltrados ahora, tras el desarrollo y la modernización, en la Iglesia y en las universidades, en las clases trabajadoras y en los medios de información.

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Garbo, el espía que engañó a Hitler dos veces


 

Por: F. Javier Herrero | 14 de noviembre de 2013

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Soldados americanos desembarcan en Normandía bajo el fuego de las ametralladoras alemanas. / Reuters

Un día de invierno de 1944, a menos de seis meses de que llegara el día D, el general Dwight D. Eisenhower, comandante en jefe aliado a cargo de la inminente invasión que liberaría Europa Occidental del régimen nazi, se reunía con Noel Wild, al mando de un sector poco conocido encargado del engaño estratégico, y le hacía esta petición: “Solo te pido que me quites de encima el XV ejército [alemán] los dos primeros días. Nada más”. Dos días necesarios para consolidar las cabezas de playa que debían tomar las primeras divisiones aliadas que desembarcasen en la costa de Normandía. Enfrente se encontraban las fuerzas alemanas, englobadas en los ejércitos 15 y 70, que disponían de 56 divisiones, 10 de ellas Panzer acorazadas y 4 divisiones SS, cubriendo la costa atlántica francesa y belga, principalmente en el sector de Calais.

Las fuerzas anglo-americanas recién desembarcadas serían aniquiladas y la guerra se alargaría, con un coste mucho mayor en vidas humanas, si los ejércitos alemanes acudían de manera masiva a defender Normandía. Para mantener a esas tropas alejadas del lugar elegido se diseñó un plan de desinformación militar estratégica de dimensiones hasta ese momento desconocidas que recibió el nombre de Operación Fortitude (Fortaleza). Este plan contaba con el despliegue de un ejército fantasma que desembarcaría en Calais y un minucioso trabajo de espías y agentes dobles y, de todos ellos, el que jugó un papel más decisivo fue un español llamado Juan Pujol, conocido en clave como Garbo, que fue capaz de ganarse la confianza total de los servicios de inteligencia alemanes para, llegado el momento, influir en la toma de decisiones de Hitler y su Alto Estado Mayor de manera determinante.

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La América de John F. Kennedy


Por: Julián Casanova

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John F. Kennedy y su esposa, Jackie, en Dallas momentos antes del magnicidio. / ken features

Lo escribió Martin Luther King en su autobiografía: “Aunque la pregunta “¿Quién mató al presidente Kennedy?” es importante, la pregunta “¿Qué lo mató”? es más importante”.

En realidad, 1963 fue un año de numerosos asesinatos políticos en Estados Unidos, la mayoría de dirigentes negros. Y en esa década fue asesinado Malcolm X, en Harlem, Nueva York, el 21 de febrero de 1965, por uno de sus antiguos seguidores, en un momento en el que estaba rompiendo con los líderes más radicales de su movimiento. El 4 de abril de 1968, en el balcón de su habitación del hotel Loraine, en Memphis, Tennessee, un solo disparo acabó con la vida de Martin Luther King. Dos meses más tarde, el 6 de junio, tras un discurso triunfante en California en su campaña para ganar la candidatura por el Partido Demócrata, otro asesino se llevó la del senador Robert F. Kennedy. “No votaré”, declaró un negro neoyorquino en una encuesta: “Matan a todos los hombres buenos que tenemos”.

 

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El archivo de Negrín vuelve del exilio


  Las Palmas 13 DIC 2013

Carmen Negrín, nieta del presidente del Gobierno de la República, cede los 150.000 documentos originales conservados durante siete décadas para su consulta pública.

Juan Negrín, presidente del Gobierno de la República, durante una visita al frente del Ebro en 1938. / Archivo Fundación Juan Negrín

Las guerras duran menos que sus secretos. Es probable que algunos embrollos de la española se clarifiquen en 2014, cuando se cumplen 75 de su final, gracias a la apertura al público de un archivo básico, cuya mera supervivencia resulta novelesca. Miles de documentos oficiales, que el último presidente del Gobierno republicano, el socialista Juan Negrín, trasladó en varias fases a Francia, podrán consultarse a partir de febrero gracias a la decisión de Carmen Negrín, nieta del político, de ceder el fondo al Cabildo de Gran Canaria para abrirlo a la investigación. Después de dos guerras (la española y la mundial), numerosas diferencias familiares e incluso un raro episodio de asalto, el legado de Negrín ha retornado desde Francia en un carguero, que depositó las históricas cajas en un muelle de Las Palmas llamado Primo de Rivera.

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Gerardo Iglesias: «Estamos marchando a pasos agigantados a la frontera de lo que fue el franquismo»


Publicado por

Gerardo Iglesias para Jot Down 0

Aguantó los peores ataques de Santiago Carrillo y una fea campaña difamatoria de Felipe González y Alfonso Guerra. También los achaques del trabajo, cuando no le quedó más remedio que volver a la mina tras abandonar la política y sufrió un terrible accidente laboral. Tiene la salud muy delicada, pero Gerardo Iglesias (La Cerezal, 1945) aún conserva energías para investigar la represión franquista en su región y redactar sus memorias. También se ha sumado a la causa abierta en Argentina contra la represión de la dictadura aportando el caso de sus familiares. Mientras fue secretario general del PCE, sus ideas causaron el mismo rechazo de los poderes del mundo capitalista que de los Gobiernos de la URSS anteriores a Gorbachov. Esta forma de entender el mundo de su tiempo le llevó a formar Izquierda Unida, pero no pudo darle la continuidad que le hubiera gustado al espíritu original del proyecto. No quiere dar ya entrevistas, pero hace una excepción.

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