El portentoso sexo negro


Por: Ángeles Jurado

SHARPE~1No sé si ha disfrutado ya del desconcertante placer de leer alguna de las dos novelas sudafricanas de Tom Sharpe. En caso de que no lo conozca, Sharpe fue muy popular a finales del siglo pasado y, aunque falleció en nuestro país hace unos años, continúa ejerciendo como uno de los maestros del humor británico más reciente. Nacido en Inglaterra en 1928, se trasladó con apenas 23 años a Sudáfrica, donde trabajó para el gobierno, como profesor y como fotógrafo. Tuvo el honor de ser deportado por el régimen del apartheid en 1961 tras pasar por prisión y ser acusado de comunista y de actividades antigubernamentales. Y aprovechó su experiencia en el país para inspirarse y escribir dos libros tan desternillantes como terroríficos: Reunión tumultuosa y Exhibición impúdica. Ambos se centran en la paranoica lucha anticomunista y antinegra de las fuerzas de seguridad sudafricanas de la época.

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Señores de Podemos, hagan el favor de no pelearse


Puntadas sin hilo | Arturo González

Y pónganse de acuerdo. Tienen la obligación. Son ustedes la única esperanza de millones de españoles. (Por cierto, ya podían tener una abogada que conociera la necesidad de poder notarial a quien vaya a representarles en un juzgado y evite el retraso en la conciliación con Esperanza Aguirre).
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Los grandes esfuerzos legislativos.


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están condenados a la desintegración ya a medio plazo.

Los grandes esfuerzos legislativos.

 Supongo que para pedir que las elecciones anticipadas no sean en Cataluña sino en España y que sean a cortes constituyentes, es decir para cambiar la constitución no sólo para reformarla, hay que estar un poco loco; me consuela pensar que sin algo de locura uno no podría pensar en hacer nada que pudiera cambiar tanto las cosas. El que la locura había derramado los mayores beneficios sobre Grecia, ya lo decía Platón con toda la humanidad antigua. Avancemos un poco más y veremos que todos los legisladores, impulsados a romper el yugo de una moral cualquiera y a proclamar nuevas leyes, cuando no estaban verdaderamente locos, no tuvieron más remedio que tornarse tales o fingir la locura. La locura es algo raro entre los individuos -pero en los grupos,  los partidos, los pueblos, las épocas,  constituye la regla. Hay que usarla para nuestros propósitos.

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